En 1994, por iniciativa de la profesora Eclea Bosi, se inició en la USP el programa Universidade Aberta à Terceira Idade (Universidad Abierta para la Tercera Edad), anticipándose a la promulgación del Estatuto de la Tercera Edad, cuyo capítulo V, artículo 25, dice textualmente: «Los poderes públicos apoyarán la creación de universidades abiertas para la tercera edad (…)». El objetivo principal del programa es permitir a los ancianos profundizar sus conocimientos en áreas de su interés. Según los criterios de la ONU y la UNESCO, se da prioridad a los mayores de 60 años.
Con el paso de los años, la iniciativa, que al principio fue pionera en la USP, empezó a extenderse, con la aparición de Universidades Abiertas en varias otras universidades. Así, el programa adoptó la denominación más específica de USP Aberta à Terceira Idade (USP Abierta a la Tercera Edad).
Sin embargo, en 2019 empezaron a surgir preguntas sobre la mejor manera de referirse a este público mayor de 60 años de una manera más inclusiva y objetiva, sin juicios de valor, prejuicios o cargas negativas. Teniendo en cuenta que este público ha crecido mucho, representa cada vez más una población heterogénea, con grandes diferencias entre los individuos que la componen. Así, a partir de 2020, el programa ha pasado a llamarse USP 60+.
Desde un punto de vista cuantitativo, esta expansión refleja la presencia de USP en el entramado demográfico de la ciudad, donde este grupo de edad crece a pasos agigantados. Desde el punto de vista de la calidad del programa, su éxito tiene que ver con la constancia de los tres principios que lo guían.
El primer principio es el ideal de la mayor apertura posible. Al participante sólo se le pide su deseo de aprender. La elección de los temas es libre, como lo es nuestra constelación de intereses cuando nos liberamos de la rutina de la supervivencia.
El segundo se refiere al ideal de convivencia de los mayores de 60 años con los estudiantes universitarios. Es lo contrario de la discriminación que se observa en la sociedad: los jóvenes por un lado, los ancianos por otro. En este sentido, el programa USP 60+ es renovador, porque los participantes comparten las mismas clases con los alumnos regulares. La experiencia ha demostrado que los jóvenes salen enriquecidos, afectiva e intelectualmente, de esta convivencia con los ancianos — motivados únicamente por la pasión por el conocimiento.
Por último, el tercer principio es la gratuidad, un valor propio de una institución que se esfuerza por mantener su función pública.
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